lunes, 9 de diciembre de 2013

Alerta tecnológica 53. Microrobots suaves y flexibles se moverán como seres vivos

Científicos analiza a unos animales acuáticos unicelulares para emular artificialmente su movimiento. Los micro-robots del futuro, diseñados para introducirse en el cuerpo humano para investigarlo y realizar ciertas funciones, deberán tener las propiedades de suavidad y flexibilidad que caracterizan a muchos tejidos vivos. Un científico español y otro italiano han analizado a los euglénidos, animales acuáticos unicelulares, y han simulado su movimiento, para en el futuro imitar esa manera de moverse en micro-robots.

Simulación del movimiento de los euglénidos, hinchando y deformando su cuerpo. Fuente: Sissa.

Robots cada vez más pequeños que sean capaces de llevar a cabo sus funciones incluso en el interior del cuerpo humano. No es un sueño de ciencia ficción, sino una posibilidad cercana. Pero deben cumplir una condición: la miniaturización de estos dispositivos les obliga a adquirir la misma suavidad y flexibilidad de los tejidos biológicos.

Esta es la opinión de científicos como Antonio de Simone, de Sissa (la Escuela Internacional de Estudios Avanzados de Trieste, Italia) y Marino Arroyo, de la Universidad Politécnica de Cataluña, que acaban de publicar un artículo en el Journal of the Mechanics and Physics of Solids: inspirándose en microorganismos acuáticos unicelulares, estudiaron los mecanismos de locomoción de los "robots blandos" .

"Si pienso en los robots del futuro, lo que me viene a la mente son los tentáculos de un pulpo o la trompa de un elefante en lugar del brazo mecánico de una grúa o el funcionamiento interno de un reloj. Y si pienso en micro-robots, entonces pienso en los organismos unicelulares que se mueven en el agua. Los robots del futuro serán cada vez más como los organismos biológicos", explica Antonio de Simone en la nota de prensa de Sissa.

De Simone y su equipo en Sissa han estado estudiando el movimiento de los euglénidos, animales acuáticos unicelulares, durante varios años. Uno de los objetivos de la investigación de De Simone - que recientemente ha sido agraciada con una subvención del Consejo Europeo de Investigación por 1,3 millones de euros- es la transferencia de los conocimientos adquiridos en euglénidos a la micro-robótica, un campo que representa un desafío prometedor para el futuro.

Los micro-robots pueden, de hecho, llevar a cabo una serie de funciones importantes, por ejemplo para la salud humana, mediante la inoculación de medicamentos directamente donde más se necesitan, la reapertura de vasos sanguíneos ocluidos, o ayudando a cerrar heridas, por nombrar sólo algunas.

Movimiento

Para ello, estos diminutos robots tendrán que ser capaces de moverse de manera eficiente. "Imagínese tratando de miniaturizar un dispositivo formado por palancas y ruedas dentadas: no se puede bajar de un cierto tamaño mínimo. En cambio, mediante la imitación de los sistemas biológicos podemos llegar hasta el tamaño de las células, y esa es exactamente la dirección que está tomando la investigación. Nosotros, en particular, estamos trabajando en el movimiento y estudiando ciertos organismos unicelulares con movimiento de locomoción muy eficiente".

En su estudio, De Simone y Arroyo simularon especies de euglénidos con diferentes formas y métodos de locomoción, basadas principalmente en la deformación y la hinchazón del cuerpo celular, para describir en detalle la mecánica y las características del movimiento obtenido.

"Nuestro trabajo no sólo ayuda a comprender el mecanismo de movimiento de estos organismos unicelulares, sino que también proporciona una base de conocimientos para planificar el sistema de locomoción de los futuros microrobots", señalan los autores.

El artículo de De Simone y Arroyo ha sido seleccionado para aparecer en la edición especial 60 aniversario delJournal of the Mechanics and Physics of Solids.


Alerta tecnológica 52. Microplásticos, una amenaza tóxica para la vida marina


Micropartículas de residuos plásticos que son devoradas por la "arenícola de los pescadores", un gusano "eco-ingeniero" que vive en la costa, podrían estar afectando negativamente a la biodiversidad, según un estudio realizado por investigadores británicos.



Se estima que unas 150 millones de toneladas "se pierden" cada año.

Los llamados microplásticos son capaces de transferir toxinas contaminantes y químicos a las entrañas de esos gusanos marinos, lo que reduce las funciones vitales del animal. Se calcula que 150 millones de toneladas se "desvanecen" en la corriente global de desechos cada año. El hallazgo fue publicado por la revista científica Current Biology.

"Estamos perdiendo un gran volumen de plástico y sabemos que se va al medio ambiente, y la suposición que hacen los políticos es que ese material no es peligroso y tiene la misma categoría que los desechos de comida", explicó el coautor del artículo, Mark Browne, ecologista del Centro Nacional de Análisis y Síntesis Ecológica de Reino Unido. "La investigación que hicimos desafía esa percepción", le dijo a la BBC Browne en referencia al hallazgo de sus colegas de la Universidad de Plymouth.

"Nuestro estudio muestra que el plástico en sí puede ser un problema que afecta a organismos. También, cuando partículas de plástico desaparecen en el medio ambiente, lo que encuentras es que acumulan gran cantidad de sustancias contaminantes prohibidas. Así que tienes estas partículas en sí, pero también un montón de toxinas".

Rol importante

El equipo de científicos encontró que las minúsculas partículas de plástico, que miden un milímetro o menos, transfieren elementos contaminantes y aditivos químicos al interior del gusano. El proceso resulta en que las toxinas alcanzan los tejidos de las criaturas, lo que provoca una serie de efectos biológicos como estrés termal y la incapacitación para consumir tanto sedimento. Bowne explicó que esto tiene consecuencias para el ecosistema circundante.

"Si los animales no son capaces de comer tanto, entonces hay un cambio en la función de los organismos y un impacto en las especies que hay en el área", dijo."Se trata del primer estudio de este tipo que destaca el riesgo tóxico que suponen los microplásticos para los organismos marinos"

El científico agregó que los gusanos se han ganado el apodo de "ecoingenieros" por su capacidad para ingerir materia orgánica del sedimento y evitar la acumulación de residuos. "A través de ese proceso, produce madrigueras y cambios en el conjunto de animales que viven alrededor", afirmó.

"Esto es muy importante, porque si miras el total de la biomasa en la línea costera, un 32% puede venir de estos organismos", agregó.

Según Browne, se trata del primer estudio de este tipo que destaca el riesgo tóxico que suponen los microplásticos para los organismos marinos. "Durante unos 40 o 50 años hemos estado viendo grandes concentraciones de sustancias químicas en los animales. Luego empezaron a encontrarse animales con mayores concentraciones de toxinas y plásticos, así que los investigadores empiezan a establecer esta correlación". "Pero nadie había de verdad demostrado si los químicos podían transmitirse del plástico cuando son comidos por animales y acumulan en sus cuerpos y reducen importantes funciones que los mantienen saludables".

Fuente: BBC.co.uk

Alerta tecnológica 51. Avanzan en el diseño de nanotubos de carbono como herramienta de diagnóstico


Investigadores de la Universidad Nacional de Educación a Distancia, en colaboración con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, han dirigido una investigación donde analizan qué tipo de nanotubos de carbono son los más adecuados como agentes de contraste en las imágenes por resonancia magnética. Este estudio pre-clínico es un primer paso para el diagnóstico de enfermedades cardiovasculares.

Desde que en 1991 se descubrieron los nanotubos de carbono y, una década después, las láminas de grafeno, la investigación en ambas áreas ha sido abundante y ha abierto un amplio abanico de aplicaciones, con campos que van desde la ingeniería a la biomedicina.

Investigadores de la UNED llevan desde 2007 estudiando nuevas fórmulas de los nanotubos de carbono como agentes de contraste para imágenes por resonancia magnética. En colaboración con el Instituto de Investigación Biomédica 'Alberto Sols' (CSIC), han dirigido un estudio en el que analizan qué tipo de nanotubos son más adecuados, teniendo en cuenta la forma en la que se desplazan por el torrente sanguíneo.

"Los nanotubos más apropiados son aquellos que resultan de oxidación con ácido nítrico durante 24 horas", explica Paloma Ballesteros, directora del Laboratorio de Síntesis Orgánica y MRI de la UNED y co-autora principal de la investigación.

El estudio pre-clínico, publicado en la revista MedChemComm, revela que las suspensiones de estos nanotubos en geles de agarosa fundida -con un comportamiento similar al de la gelatina- pueden ser orientadas mediante un campo magnético externo, que en este caso sería el generado por la resonancia magnética.

La investigación, en la que participan también científicos de la Universidad Europea de Madrid y del Instituto de Microelectrónicas de Madrid (CSIC), complementa un estudio publicado en 2010 por el mismo equipo, donde se revelaba que los nanotubos de carbono aumentaban el contraste de la imagen cuando se orientaban en paralelo al campo magnético.

El sensor de grafeno es una novedosa mejora para el mundo fotográfico, ya que permite obtener imágenes de una considerable calidad hasta en los lugares más oscuros. Este sensor es 1000 veces más sensible a la luz que los de las cámaras actuales, y es el primero que detecta un ancho espectro de luz, desde la visible hasta la mitad de la infrarroja, con alta sensibilidad. Además, gracias a esta sustancia, las cámaras consumirán diez veces menos energía al ser operado a voltajes más bajos. Otra de las ventajas con las que cuenta este sensor es su adaptabilidad, ya que estará disponible para todo tipo de cámaras.

Es la primera vez que se utiliza el grafeno como sensor fotosensible, a pesar de sus ya conocidas cualidades de elevada conductividad eléctrica, dureza y flexibilidad. Se trata de una sustancia un millón de veces más pequeña que el más grueso de los cabellos humanos y está compuesta de átomos de carbóno puro.

El descubrimiento fue realizado al fabricar una lámina de grafeno en nuevas nano estructuras y le llevó a su inventor, el profesor Ingeniería Eléctrica y Electrónica de la NTU Wang Qijie, dos años desarrollarlo.

“Para diseñar este sensor, hemos mantenido la tecnología usada por la mayoría de los fabricantes de las industria electrónica”, manifestó el profesor Wang. Y si la industria adoptase su hallazgo, el mismo inventor afirma que espera que “el coste de producción de los sensores de imagen caigan” hasta finalmente dar lugar a cámaras más baratas con una batería más duradera.

El descubrimiento fue publicado este mes de mayo en la revista de investigación Nature Communications, que recoge Science Daily. Actualmente, el siguiente paso que espera dar el equipo de la NTU es trabajar con colaboradores de la industria para desarrollar el sensor de grafeno en un producto comercial.


FUENTE | UNED - madri+d